Algunos artículos relacionados con el vermicompostaje extienden el concepto de que las lombrices rojas, al igual que cualquier otro ser vivo planetario, emiten ciertos gases de efecto invernadero como consecuencia de la digestión de los nutrientes que ingieren y que la cantidad de los gases emitidos, además, es mayor de la que se emitiría si se tratara esta misma cantidad de materia orgánica mediante vertederos. Estos gases, dependiendo de su composición, pueden presentar mayor potencial de calentamiento global que otros.

Bien sabido es que, dentro de la clasificación de los gases de efecto invernadero, se puede tener el dióxido de carbono, el metano (hasta 25 veces con más potencial de efecto invernadero que el dióxido de carbono) óxido nitroso (hasta a 298 veces con más potencial de efecto invernadero que el dióxido de carbono).

No obstante, para afirmar que una población de Eisenia foetida emite más gases de efecto invernadero de los que se emitirían si se tratara esa materia orgánica con vertedero, hay que tener muy en cuenta las condiciones en las que se lleva a cabo el vermicompostaje.

El metano es producido cuando el medio donde viven las lombrices rojas tiene una notable falta de oxígeno, al igual que ocurre con el óxido nitroso. Así pues, si las condiciones donde se lleva a cabo el tratamiento de la materia orgánica son las idóneas, no debería haber una gran producción de este tipo de gases. Además, las condiciones que se producen para tener menos gases de efecto invernadero son las que también favorecen un desarrollo óptimo para la vida de las lombrices rojas y para su reproducción.

Por otra parte, la alimentación de las lombrices debe estar basada en una dieta donde el nitrógeno nunca esté en exceso, ya que en su digestión las lombrices se podrían hinchar debido a una toma superior a la que les corresponde y morirían debido a que no pueden resistir la presión interna de estos gases.

Así pues, se puede concluir que un proceso donde se proporcione a las lombrices rojas una alimentación adecuada y un mantenimiento que se aseguren las condiciones idóneas de humedad, aireación y temperatura dará como resultado no sólo un vermicompost de magnífica calidad sino que, además, garantizará que los gases emitidos como consecuencia de la digestión de la materia orgánica sean los mínimos que se podrían emitir para llevar a cabo este proceso.

Fuente: Edwards, C.A., Arancon, N.Q. 2008