En los ciclos naturales no existen los residuos, sino la constante descomposición de la materia orgánica en el suelo y el continuo brotar de la nueva vida. Es un proceso tan simple como perfecto. Cuando devolvemos la materia orgánica en forma de compost se fortalece la estructura del suelo a la vez que devolvemos a la naturaleza los nutrientes que le habíamos extraído. La vida continúa.
Siempre que inicio un taller de compostaje en un centro de enseñanza lo hago con el convencimiento de que todo irá bien y que, una vez iniciado el proceso, será difícil no continuar. Los centros debéis pensar:
• Que compostar significa que todos los residuos orgánicos que generéis en vuestro centro (en el comedor) volverán a integrarse en un ciclo natural a través de un proceso sencillo y limpio: el compostaje. Que estáis dando tratamiento a un problema ambiental real con todas sus repercusiones hacia vuestro entorno y que el compostaje es una solución simple y de gran eficacia.
• Que compostar no implica problemas de ningún tipo, ni para el centro ni para los jóvenes que lo practican y que las exigencias de mantenimiento son mínimas. En los sistemas naturales el ciclo de la materia es un ciclo cerrado y vosotros podéis iniciar y cerrar el ciclo dentro del mismo curso escolar, es decir, también el compostaje es un ciclo cerrado.
• Que compostar tiene más ventajas que inconvenientes. Si tomamos la definición de ecosistema que nos ofrecen los libros, “un ecosistema es un sistema natural dinámico formado por una comunidad de seres vivos y el lugar donde se desarrollan”, podemos decir que vuestro compostador se convertirá en un microecosistema donde vosotros seréis los responsables de su buen funcionamiento. En un montoncito de compost es muy probable que haya más seres vivos que habitantes en el planeta. Montar un compostador es como crear un laboratorio en el patio de la escuela. Aquí el mundo nos abre las puertas y los ojos, las actividades de observación y seguimiento son sorprendentes y los cambios que se producen, espectaculares.
• Que tomando el compostaje como punto de partida se puede convertir en una actividad transversal, implicando tanto las áreas científico-tecnológicas como las sociales y humanísticas.
• Que compostar implica trabajar valores como la responsabilidad, tanto la responsabilidad individual como la responsabilidad hacia el grupo, la solidaridad y el trabajo en equipo.
El suelo es insustituible. Cuidarlo y mantenerlo en las mejores condiciones es un trabajo de todos.
Autor: Júlia Gómez
Titulación: Educadora Ambiental