Ya desde hace unos años que todos hemos oído hablar, en relación a temas de sostenibilidad, de las 3R. Estas tres mágicas letras han hecho y aún hacen referencia a las ya interiorizadas (aunque muchas veces no tanto como quisiéramos) prácticas ambientales de reducir, reutilizar y reciclar.

Sin embargo, los tiempos cambian y con ellos también la sociedad y los problemas que se derivan de sus hábitos diarios, tanto que en 40 años la UE ha llegado a doblar la cantidad de residuos domésticos generados anualmente por hogar (fuente: Eurostat ) y que el transporte, fabricación y distribución de estos productos represente el 50% de las emisiones de CO 2 generadas en la UE. Además, esto ha implicado también un aumento en el tratamiento final de los residuos que se producen. Sin embargo, las soluciones a los problemas también se amplían, y aunque las 3R siguen siendo un término útil y muy válido, lo cierto es que hace falta que este concepto se renueve.

Hay que ir más allá, hay que llegar hasta el punto donde se genera el problema, es decir, hay que ir hasta el mismo punto donde se genera el residuo para poder evitar que se genere y, así, evitar su eliminación al final de la su vida útil.

Así pues, ¿qué es lo que hay que hacer? ¿Quién tiene la solución? ¿Qué podemos hacer nosotros?

Recientemente se ha introducido una nueva directiva europea en relación a los residuos producidos que, sin embargo, es un hábito que se ha llevado a cabo toda la vida y que durante estos años de explotación de recursos materiales sin medida hemos parecido olvidar. Esta nueva directiva europea queda resumida en una pirámide o jerarquía de tratamiento de residuos, la imagen de la cual queda presentada a continuación:

Fijándonos en esta pirámide, la acción que más favorece al debido tratamiento de residuos y, en consecuencia, a la menor generación de residuos y de sus gases de efecto invernadero derivados es la prevención. Y es que, en efecto, el mejor residuo es aquel que no se produce.

La prevención de residuos serán todas aquellas acciones que tengan que ver con alargar la vida útil de los productos, con el ecodiseño de productos y servicios a vender y ofrecer y con la cantidad de sustancias nocivas de materiales y productos. Un ejemplo de la prevención de residuos podría ser el compostaje doméstico, que permite que aquellos residuos potenciales como podrían ser nuestras restos orgánicos no se conviertan en residuos y se transformen en un recurso cuando se compostan para hacer compost, que posteriormente alimentará nuestras plantas y hortalizas. Un ejemplo de ecodiseño es también el tamaño de un compostador, que coincide con un palé europeo para optimizar el espacio de transporte.

Una vez llevada a cabo la prevención de un residuo, el siguiente paso será que al final de su vida útil se produzca la mínima cantidad posible a tratar como residuo.

No obstante, y si no se ha podido reducir este residuo, una vez ya lo tenemos, lo que nos podemos plantear es qué hacemos, y aquí es cuando entra en juego la reutilización o el reacondicionamiento, donde no se modifica el producto o bien se arregla para alargar o darle otra vida útil. El saco de transporte con lo que el Combox envía es un ejemplo de reutlización, ya que, una vez utilizado como embalaje del compostador, se puede utilizar como almacén de hoja seca, bolsa para guardar juguetes y todo lo que queramos.

Una vez acabada su vida útil y cuando ya no se puede dar otro uso al residuo, la siguiente opción es el reciclaje, que modifica el estado del material residuo para darle otro uso a partir del mismo material. Este es el caso del compostador Combox, que está fabricado con plástico post-consumo 100% reciclado procedente del mix que ya no se puede reciclar de la RSU y al que no se le puede dar ningún uso.

Por otra parte, y si no se puede reciclar el material del residuo, queda la recuperación de energía o la también llamada incineración, que genera energía pero que, sin embargo, genera más gases de efecto invernadero que todas las opciones anteriores .

http://www.greenpeace.org/raw/content/espana/fungames/animations/visita-una-incineradora-virtua.swf

Finalmente y si no se ha optado por la incineración, queda la disposición o vertido, donde se ocupa un espacio y se colocan balas que se entierran y quedan estabilizadas durante décadas. Sin embargo, y dependiendo de la zona geográfica y de la legislación vigente en la zona, se puede encontrar un tipo de disposición según la normativa, que será mejor o peor para el medioambiente.

Queda patente pues, la importancia de la prevención de residuos en esta pirámide. Sin embargo, lo cierto es que la prevención es una de las acciones más difíciles de llevar a cabo, ya que requiere una concienciación y reeducación de una población que ya hace tiempo que ha perdido los hábitos de utilizar productos no desechables.

Entre todos podemos conseguir los objetivos que la pirámide propone, y son las administraciones, las industrias y los ciudadanos los que mediante nuevas formas de pensar, producir, trabajar y consumir podemos contribuir y conseguir finalmente este cambio que tanto necesitamos.

Para más información se puede consultar:

http://www.ewwr.eu/ca/