Aunque no es una medida muy implementada en nuestro país, se puede apreciar como en otros países las bolsas utilizadas para realizar las compras diarias en el súper o en otros comercios se hace con bolsas de papel. Y es que ¿en cuántas películas no se ha visto el típico supermercado donde el cliente se va a casa cargado con bolsas de papel marrón?

Ya inmersos en el tema de los diferentes tipos de bolsas de plástico, se plantea la duda sobre si se deberían utilizar en su lugar bolsas de papel. Pero ¿de dónde surgen estas bolsas y su material?

Para producir el papel que es utilizado para fabricar las bolsas de papel, se lleva a cabo la conocida tala raza de algunas zonas del bosque, cortándose todos los árboles de esa área. El problema de este tipo de talas se produce sobre todo cuando se realiza en zonas de bosque natural, pues se rompe completamente el ecosistema de ese lugar y también el de los que se encuentran a su alrededor.

A todo este proceso se le tiene que sumar todo el gasto energético y emisiones de gases de efecto invernadero de la maquinaria que será utilizada para mover los troncos de ahí, llevarlos a su lugar de tratamiento y a continuación tratar la madera, convirtiéndola en pulpa de madera y posteriormente convirtiendo esta pula en papel. Se debe pensar que para producir una tonelada de papel se necesitan tres toneladas de astillas, y que cada parte de pulpa requiere 400 partes de agua para convertirse en papel. A todo esto debe sumársele, por supuesto, todo el proceso de convertir el papel en bolsas y de transportarlas a su lugar de consumo.

No obstante, el ciclo de vida de una bolsa de papel no termina aquí, ya que debe sumársele el proceso de tratamiento post-consumo, si es que se produce y esta bolsa no es arrojada al entorno.

El mejor tipo de bolsa de papel sería esa que estuviese hecha de manera que no tuviera componentes químicos del tipo tintas o impresiones. De esta forma, se podrían reciclar o bien compostar, que serían las dos opciones más ambientlamente sostenibles.

En el caso de que se decida compostar las bolsas, este compostaje podría hacerse de forma industrial o bien doméstica, siendo el compostaje doméstico el tipo de tratamiento que menos emisiones de CO2 produciría para tratar estas bolsas, ya que no se deberían transportar a su lugar de tratamiento ni tratar mediante gasto energético, debido a las carácterísticas y fases que se producen en el compostaje doméstico. Por otro lado, estas bolsas pueden contribuir a reducir la humedad en el compostador, sustituiendo al material seco que muchas veces acostumbra a faltar en los hogares con poco jardín.

Si por el contrario se decide reciclar las bolsas, el papel será mezclado con una parte de pulpa virgen y repulpado con peróxido de hidrógeno, silicato de sodio e hidróxido de sodio para separar las fibras de celulosa del papel de las bolsas ya utilizadas. Después se limpiarán las fibras de papel para asegurarse de que no contengan ningún tipo de sustancia que pueda entorpecer el prpceso de fabricación del papel y también la tinta que pueda contener. Finalmente se prensan para obtener el papel y se enrollan para su posterior uso.

No obstante, aún queda la duda sobre si realmente es menos contaminante continuar utilizando las actuales bolsas de plástico que justo recientemente han empezado a recibir campaña negativa debido a sus elevados constes no sólo ambientales, sinó también económicos, en lugar de las bolsas de papel.

Ya en el artículo Bolsas: ¿compostable, biodegradable, oxodegradable, fotodegradable, hidrosoluble o reciclable? se hace referencia a los distintos orígenes de las bolsas de plástico o bioplástico que se pueden encontrar actualmente en el mercado y sus distintos lugares de tratamiento y gestión una vez utilizadas. Sobre todo cabe destacar de este artículo el hecho de que para su tratamiento cuando se reciclan se requiere mucho gasto energético (obteniendo una calidad inferior a la inicial debido a su continua re-fusión y refundición) y que si no se pueden compostar suelen generar muchos problemas de gestión tanto en los centros de reciclaje de bolsas plásticas como en los centros de compostaje.

No obstante, para poder comparar realmente si es más sostenible utilizar bolsas de papel o de plástico, deben mirarse el análisis del ciclo de vida de ambos, ya que el lugar donde sean fabricados y su distancia de transporte podrían variar enormemente su porcentaje de emisiones relativas.

Así pues, lo que está claro es que si se puede evitar no utilizar estas bolsas mediante los carritos de la compra que siempre se han utilizado o mediante las bolsas de algodón que cada vez se utilizan más (por no decir otra vez des de que se dejaron de utilizar), el resultado será mucho más óptimo que el uso de bolsas de plástico o de papel.

Además, una bolsa de algodón será muy ligera de llevar y apenas ocupará espacio, pudiéndola utilizar hasta 500 veces durante su ciclo de vida.