Cuando nos empezamos a concienciar por el medio ambiente, una de las soluciones que podemos aplicar al tratar nuestros propios residuos es el compostaje, que en este caso permitirá tratar nuestros restos orgánicos.

No obstante, lo cierto es que lo primero que nos preocupa acerca del compostaje no es ni cómo funcionará, ni que se le puede añadir, ni cómo será nuestro compostador, ni cuánto compost generará, sino que el tema más preocupante va a ser seguramente tener en cuenta todas las posibles incidencias que nos podrá ocasionar, incluyendo el olor como el factor más determinante cuando pensamos en el proceso de la degradación de la materia orgánica, a parte de toda la fauna que en él va a habitar.

Así pues, en este artículo se va a dar una lista de los factores que provocan olores en el compostador y de cómo transformar este mal olor en el olor natural del compost: olor a bosque.

No obstante, un compostador que funcione bien no generará ningún tipo de olor. Así pues, ¿qué podemos hacer para que nuestro compostador no huela mal? O lo que es lo mismo, ¿qué podemos hacer para que nuestro compostador funcione bien?

La razón principal de que nuestro compostador huela mal viene dada por dos factores primordiales: la cantidad de comida añadida y la humedad. De hecho, los dos factores pueden estar y están interrelacionados.

En el primer caso, si añadimos demasiada comida, los organismos descomponedores que se encuentren dentro del compostador no podrán consumir todos los restos de comida, de forma que parte de ésta se empezará a degradar y a liberará toda el agua que contenga, haciendo aumentar la humedad del compostador. Este aumento de la humedad hará que disminuya la porosidad dentro de los restos del compost, de forma que también bajará la proporción de oxigeno dentro del compostador y la digestión pasará a ser de aerobia a anaerobia, produciendo metano y gases derivados del nitrógeno que serán los que olerán mal.

En el segundo caso, si no removemos bien los restos del compostador o si no mantenemos una proporción adecuada entre las aportaciones húmedas y secas que hayamos añadido o si no trituramos también se tendrán problemas de humedad, de modo que se acabarán generando el mismo tipo de gases que en el caso del exceso de comida.

En estos dos casos también podremos diferenciar dos tipos de olores, una más a amoníaco y la otra más a podrido.

En la mayoría de veces que se perciba olor a amoníaco será porqué los restos de césped que hayamos puesto no se han removido bien y que estén demasiado compactados, de forma que se generen estos olores. Para evitarlos sólo tendremos que remover bien y mezclar todos los restos del compostador.

Cuando se perciba olor a podrido será porqué hay demasiados restos húmedos (ya sea de comida o de restos de jardín húmedos) y la solución será añadir restos secos y remover todos los materiales.

Si nos encargamos de añadir una proporción aproximada de 50% de cada tipo de materiales aportados (variando el % dependiendo de la época del año), removemos una vez por semana dependiendo de lo compactado que veamos el contenido del compostador y cortamos los restos suficientemente como para poder mezclar cómodamente el contenido obtendremos un compost de muy buena calidad, muy rápidamente y sin generar ningún tipo de olor ni incidencias que no tengamos previstas