La historia de Busta

La llegada

Era una noche oscura como cualquier otra. Las estrellas brillaban y todo estaba muy tranquilo, cuando de repente se oyó un ruido extraño. Podría haber sido el viento en los árboles o un pájaro roncar, pero no fue así. El ruido extraño parecía venir del cielo. Con un sonido como el del barro salpicando, otra estrella apareció. La nueva estrella no era como cualquiera de las otras, era más grande y brillante y azul.

De hecho, no fue una estrella lo que apareció, ya que por encima de la Tierra una nave espacial había llegado. A bordo de ella había dos visitantes de un pequeño planeta azul y tierno, que había recorrido un muy, muy, muy largo camino. Sus nombres eran el capitán Busta, que se parecía a un mono azul suave y esponjoso y su asistente privada Pong, que parecía una bola de peluche marrón. El capitán Busta y su asistente Pong estaban en una misión muy especial.

¡Oh Busta!

Dentro de la nave espacial Busta estaba hablando con su amigo Puguel, que era un ordenador muy inteligente.

-¿Ya hemos llegado Puguel?- Busta preguntó por décima vez.

- Sí Busta - dijo Puguel, cuyas luces brillaban de un modo un poco molesto. 'Estamos llegando al planeta Tierra ‘.

-¡Por fin!- Dijo Busta con entusiasmo.

- Brrip - dijo Pong, sonando entusiasmado.

- ¿Cuándo empieza nuestra misión Puguel?- preguntó Busta, saltando arriba y abajo de la emoción.

-A primera hora de la mañana- respondió Puguel, que sonó un poco menos molesto.

A Puguel, aunque fuera un secreto, le gustaba responder a las preguntas de Busta, aunque siempre preguntará lo mismo la mayoría de los días.

-De acuerdo Puguel - dijo Busta tratando de parecer serio. - Emm ... ¿Cuál era nuestra misión?

Las luces de Puguel comenzaron a parpadear. -¡Oh Busta-dijo Puguel. - Voy a tener que a explicártelo todo de nuevo!

Busta pareció aliviado. - Gracias Puguel - dijo.