El compost es un producto que se puede obtener en otros lugares a parte de en un compostador. Un ejemplo de ello son los estercoleros o las pilas de compostaje, que se han llevado a cabo desde tiempos antiguos. No obstante, hoy en día la escasez de espacio exige que saquemos partido de éste al máximo y que encontremos sistemas más eficaces espacialmente hablando.

En un compostador, el compost estará siempre mucho más resguardado de las inclemencias del tiempo (sol, lluvia, viento) y no se secará ni se humedecerá demasiado; por lo tanto, no será necesario prestarle una atención o dedicación especial y, por todo ello, el proceso será 3 ó 4 veces más rápido. Además, no se deberá desperdiciar agua para regarlo cuando esté seco y visualmente no causará ningún impacto a los miembros de la familia o vecinos más puntillosos, que no quieran ver los restos de comida y de vegetación por el jardín. Por otro lado, el compostador puede instalarse en cualquier sitio, sin que pueda molestar a nadie.

El proceso de descomposición de los restos vegetales dentro de un compostador desprende un olor característico y agradable que podemos percibir cuando abrimos el compostador para aportar nuevos restos o remover. Recuerda el olor que desprende el bosque húmedo. Esto se debe a las características técnicas de los compostadores de calidad y a que los millones de organismos que se alimentan de los restos que se depositan en el compostador no permiten que pase mucho tiempo antes de transformarlos en compost.

Mezclando los restos de vez en cuando (se recomienda una vez por semana), se conseguirá reducir la humedad, aportar oxígeno a los restos y no aparecerán insectos molestos, como un exceso de mosquitas de la fruta, por ejemplo. De todas formas, estos organismos también ayudarán en el proceso de compostaje y, en todo caso, su presencia siempre estará limitada al interior del compostador.

Las babosas u otros organismos, que antes se comían las plantas, ahora las dejarán de lado para ir hacia el compostador; por tanto, servirán para comerse los restos vegetales y no las flores del jardín. Es más, si se ve un caracol por el jardín, lo mejor será que se ponga dentro del compostador.

Los animales como perros, gatos o ratones no pueden entrar en el compostador, ya que se trata de un recipiente cerrado diseñado para evitar que puedan entrar.

Es necesario, sin embargo, instalarlo a nivel de la superficie, sin dejar ranuras.