Me he encontrado unos animales muy pequeños, de unos dos milímetros, en el compostador. ¿Son una plaga? ¿Provocan problemas a las lombrices o al proceso de compostaje?

Éstas son algunas de las consultas más frecuentes que se reciben en el servicio de asesoramiento de Compostadores.com.

Se trata de colémbolos.

¿Qué son los colémbolos?

Son unos insectos muy primitivos, la mayoría de los cuales se alimentan de materia orgánica en descomposición. De hecho, junto con los ácaros (ya se hablará de ellos en otro artículo), son tal vez los grupos de macroorganismos más importantes en el procesado de la materia orgánica en el suelo.

Los colémbolos son muy abundantes, pero la mayoría de nosotros no nos damos cuenta de su presencia. Como se ha dicho, viven en el suelo, y también los hay de hábitos acuáticos. Como son tan pequeños (la mayoría de las especies no llega a los 2 milímetros) pasan desapercibidos. Bajo el punto de vista morfológico son muy curiosos. Disponen de un órgano especializado para el salto. Se trata de una especie de cola, llamada furca, que llevan doblada bajo el cuerpo y dirigida hacia la cabeza. Habitualmente se desplazan caminando, pero si algo los asusta, estiran este resorte que los catapulta lejos del peligro. El salto es inmensamente grande en proporción a su tamaño. Pero, además de esta peculiaridad, presentan otras. Tienen una especie de tubo que surge de la zona ventral posterior a las patas del que aún se desconoce su funcionalidad. Se ha especulado que podría servir para absorber agua, ayudar en la respiración, o actuar como ventosa para permitir fijarse sobre un sustrato. Pero en realidad no hay nada confirmado.

De todas formas, estos animalillos blancos, aunque pequeños, destacan mucho por su color. Como es que no se divisan habitualmente en otros lugares si son tan corrientes?

De colémbolos, hay muchísimas especies. La mayoría responden a las características mencionadas antes, y además tienen coloraciones crípticas.

¿Qué quiere decir crípticas?

Cripsis quiere decir escondido. Los organismos acostumbran a tener coloraciones que los hacen difíciles de ver en su entorno habitual. De esta manera no son localizados tan fácilmente por sus depredadores.

Entonces, ¿por qué es blanco éste colémbolo?

Estos organismos pertenecen a un grupo muy especializado dentro de los colémbolos. Residen a cierta profundidad en el suelo. A estas profundidades no llega la luz. Tener una coloración no es gratis. Se tienen que fabricar pigmentos, y eso cuesta energía y materiales. Los animales lo hacen porque les reporta beneficios. Como se ha dicho, tienen más posibilidades de sobrevivir a los depredadores. Si viven más tiempo, aumentan sus probabilidades de reproducirse. Por lo tanto, los animales más crípticos dejan más descendientes. Eso, generación tras generación, hace que los animales cada vez se asemejen más a su entorno. Pero si una especie vive bajo tierra o dentro de un compostador donde no llega la luz, todo eso deja de tener sentido. Es más, dedicar parte de su energía a producir sustancias que dan color no sólo no les reporta ventajas, sino inconvenientes. Los que no fabrican pigmentos tienen más energía disponible para dedicarla a la reproducción, y por lo tanto se favorecen los animales despigmentados, es decir, blancos.

No he observado nunca que estos colémbolos salten.

No lo hacen. Como comentábamos, están muy adaptados a vivir bajo tierra, en el sustrato. ¿Qué beneficio podría tener un animal saltador en estas circunstancias? Ninguno. Por la misma razón que no son coloreados, ¿por qué dedicar parte de su energía a fabricar un órgano del salto totalmente inútil? Estos colémbolos han perdido la capacidad de saltar, y su órgano saltador ha degenerado. Una cosa parecida a lo que le ha pasado a nuestro apéndice intestinal, que ha perdido funcionalidad y casi ha desaparecido.

Pero, de vuelta a las preguntas iniciales, no son ninguna plaga, ni amenazan a las lombrices, ni dificultan el proceso de compostaje, todo lo contrario, forman parte de los organismos que transforman la materia orgánica. Como tienen mandíbulas pueden masticar los restos y reducir su tamaño. Sus excrementos pueden ser consumidos por las lombrices. De todas formas, su contribución en el vermicompostador no deja de ser anecdótica dado el número en el que se encuentran, es decir, no acelera demasiado el proceso en este caso.

Precisan humedades muy elevadas, y por esta razón, acostumbran a acumularse en la bandeja de recogida de líquidos o lixiviados del vermicompostador. Flotan en el agua, y se hacen visibles cuando llenamos la regadera con los lixiviados. Forman parte del ecosistema particular que es el vermicompostador.